lunes, 23 de julio de 2007

Cabeza de corazón

No me gusta estar enferma. Sentir mi cuerpo debilitado, como ajeno a mi espíritu. Ido.
Me da miedo el deterioro.
No soporto la idea de que una cosa desencadene otra y de repente la vida se extingue un poco, una milésima parte de toda mi vida. Porque así siento cuando me enfermo. Como que el mundo sigue funcionando, la noche sigue bailando, el sol alumbra tibio en alguna parte del mundo, alguna hermosa canción se compone en ese minuto, una gallina pone huevos. Y yo, acostada en una cama con algún dolor. No me gusta para nada.
Creo fehacientemente en que la mente desencadena muchas cosas físicas. Y no es menor que este finde me haya dolido una cosa mientras mi cabeza le daba vueltas a otra. Pésimo. No hubo armonía. Y eso tampoco me gusta.
Sé que fue una acumulación de cosas y hechos que estresaron mi corazón pero se acabaron, de una buena vez.

Se inicia otra semana y la palabra será ARMONíA. Para todo mi entorno. Si yo vivo en armonía mi entorno también.
Pero, por otro lado, agradezco la sensibilidad de mi cuerpo que delata mis estados EMOcionales y así los puedo detectar y atacar. Por eso este domingo el dolor ya no estaba y fue un domingo boni con mi amiga an (diminutivo), algodón de azúcar, comer completo y manchar mi pantalón con mayonesa o más bien aceite y recibir un mensaje de texto de la pame. Sólo una palabra que infló mi corazón y me hizo sonreír de oreja a oreja. Y ya no me duele nada.

banda sonora: los poderosos - fran valenzuela
locación: poner límites es la nueva consigna, lo siento, hay veces en que no soy tan civilizada.


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